miércoles, abril 03, 2024

En el año 2012, Facebook, la red social más famosa (y en la que luego de tres años tuve que reincidir), se vio envuelta en un escándalo que puso en tela de juicio su ética y su respeto por la privacidad de sus usuarios. La empresa, sin previo aviso, realizó un experimento sobre casi 700.000 usuarios, alterando la información que se publicaba en sus News Feeds para observar cómo reaccionaban ante noticias positivas o negativas. El experimento: Palabras más, palabras menos, Facebook filtró los contenidos de tendencia positiva para luego analizar las reacciones de sus usuarios. Semejante acto, sin dudas, nos convierte en “amigos” de laboratorio, ratas de laboratorio sometidas a un experimento sin consentimiento. Consecuencias: Lo peor de este experimento no es el hecho en sí, sino la falta de transparencia y el desprecio por la privacidad de sus usuarios. Facebook manipuló la información para beneficio propio, sin importar las posibles consecuencias emocionales o psicológicas en sus “amigos”. En Argentina y otros países: En Inglaterra y otros países de Europa, los gobiernos exigieron informes a Facebook sobre este experimento. Lamentablemente, en nuestro país y en otros de Latinoamérica, no se ha hecho nada al respecto. Facebook, como empresa privada, obra conforme a derecho, ya que no existe ninguna regulación legal sobre este tipo de prácticas. ¿Y ahora quién podrá defendernos? Ante la falta de acción por parte de los gobiernos, la responsabilidad recae sobre nosotros, los usuarios. Debemos dejar de esperar que alguien más nos defienda y tomar acciones para protegernos. No podemos permitir que nos manipulen a nuestro antojo. Imaginemos las posibilidades: Si una potencia extranjera pudiera modificar la información que consumimos en las redes sociales, ¿podría controlar nuestro pensamiento y dirigirnos hacia sus propios intereses? La respuesta es un aterrador “sí”. ¿Es tan terrible? Algunos podrían pensar que este tipo de manipulación no es tan grave. Sin embargo, afecta directamente nuestra libertad de pensamiento. Nos convierte en marionetas, incapaces de discernir entre lo que realmente queremos y lo que nos quieren imponer. Las lamentables “disculpas” de Facebook: Algunos directivos de la empresa lamentaron las posibles alteraciones emocionales provocadas por su experimento. Sin embargo, su objetivo era “merituar el impacto emocional de determinadas noticias en la gente y en base a eso contribuir a su bienestar”. ¿Contribuir a nuestro bienestar? ¿Pretenden decirnos cuándo deprimirnos y cuándo no? Más allá de las protestas: No basta con protestar. Debemos exigir a nuestros legisladores, al Ministerio Público Fiscal de la Nación, a la Defensoría del Pueblo y a todos los organismos pertinentes que tomen medidas para regular este tipo de prácticas abusivas. Contradicciones: Es irónico que, a pesar de ser consciente de este tipo de manipulaciones, haya tenido que volver a abrir una cuenta en Facebook por razones laborales. Sin embargo, ahora estoy más alerta y consciente de los riesgos. No puedo permitir que mi vida se desarrolle en el ámbito virtual. Debemos revalorizar las relaciones cara a cara, las risas compartidas y las lágrimas sinceras. ¿Estamos equivocados? Quizás necesitemos replantearnos nuestro comportamiento en las redes sociales. ¿Estamos aislándonos para sentirnos acompañados? ¿Es necesario votar a legisladores que nos protejan y reclamar operadores judiciales capacitados? Conclusión: Este texto, escrito a pesar de la posible influencia de Facebook, busca generar conciencia sobre la importancia de proteger nuestra privacidad y libertad en el mundo digital. No podemos permitir que las empresas tecnológicas controlen nuestras vidas. Recuerda: Facebook ha sido multado por este tipo de prácticas. Hay otros casos de manipulación de información por parte de empresas tecnológicas. Multa de la FTC: En 2019, la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC) multó a Facebook con 5.000 millones de dólares por prácticas anticompetitivas y por no proteger la privacidad de sus usuarios. La FTC encontró que Facebook había creado un monopolio en el mercado de las redes sociales y que había utilizado su poder para recopilar datos de sus usuarios sin su consentimiento. La multa fue la mayor jamás impuesta por la FTC a una empresa tecnológica. Otras multas: Facebook también ha sido multado por otros países por manipulación de información. En 2021, la Autoridad Italiana de Protección de Datos (Garante) multó a Facebook con 600.000 euros por no informar a sus usuarios sobre cómo se utilizaban sus datos para la publicidad dirigida. En 2022, la Oficina del Comisionado de Información del Reino Unido (ICO) multó a Facebook con 500.000 libras por no proteger la privacidad de sus usuarios durante el escándalo de Cambridge Analytica. Casos de manipulación de información por parte de otras empresas tecnológicas: Cambridge Analytica: Esta empresa consultora política utilizó indebidamente los datos de millones de usuarios de Facebook para influir en las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2016. Twitter: En 2018, se descubrió que Twitter había permitido que bots rusos difundieran propaganda durante las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2016. Google: En 2020, Google fue multado por la Unión Europea por 4.340 millones de euros por abusar de su posición dominante en el mercado de los motores de búsqueda. La manipulación de la información en las redes sociales puede tener graves consecuencias para la democracia. Los usuarios de las redes sociales debemos ser críticos con la información que consumimos. Es importante exigir a las empresas tecnológicas que sean más transparentes y responsables.

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