martes, abril 10, 2012

La libertad no es libre, apenas nos libera

La libertad no es libre, es un cúmulo de responsabilidades que interactúan entre si, la envuelven y la cuidan.

La Libertad nos es libre, nos hace libres, las libertades así sueltas, dejadas en nuestras manos sin un marco adecuado de contención son como dejar en manos de un chico de 3 años un ramillete de bisturís, y digo esto no porque pretenda coartar libertad alguna, sino porque simplemente el uso sin el marco mencionado convierte la misma en libertinaje y ahí es donde pierde la libertad y el libertario.

La privacidad, una de esas libertades que gozamos, es aquel ámbito donde nadie más que uno y su familia conviven o acceden, es nuestra imagen y nuestra voz, nuestra elección de vida familiar, romántica y conyugal.

La Constitución Argentina dice en su Artículo 19: “Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe”. Con esta maravillosa definición ha convertido esta libertad del fuero interno en un derecho centrándose en dos aspectos:

- Toda persona tiene derecho a vivir la vida como mejor le parezca,

- Preservando su vida privada, es decir, su secreto: eso significa que tengo el derecho de oponerme a una revelación acerca de mi fuero íntimo.

En nuestro país aún cuesta reconocer el peligro que la tecnología puede representar en los derechos y las libertades de los ciudadanos dentro de un marco de respeto a su intimidad, y si bien se han adoptado leyes al respecto, falta la puntada final que permita la aplicación de tal normativa. Tenemos una mal llamada ley de Delitos Informáticos 26.388 que no hace más que establecer tenuemente parámetros básicos de esto, lo digo porque se sigue culpando al sometido, se le hace responsable por haber usado un medio tecnológico para almacenar su intimidad como si ello fuera una suerte de causal de propia estupidez, nuevamente culpamos al mensajero y no nos concentramos en descubrir al responsable.

Proporcionamos información acerca de nuestra privacidad pudiendo caer en las manos equivocadas o incluso volverse contra nosotros. En una democracia, es claro que el Estado puede intervenir de manera legítima en la vida privada siempre y cuando sea prescrito por la ley; cuando se trata de una medida que, en una sociedad democrática, sea necesaria para la seguridad nacional, seguridad pública, el bienestar del país, la defensa del orden y la prevención del delito, protección de la salud o la moral públicas o la protección de los derechos y libertades de los demás.

Vivimos en una sociedad conectada a Internet y es en ella que la gente empuja los límites de su intimidad revelando información sobre su actos en la web haciendo de éstos algo difusos. Brindamos información de forma voluntaria en Internet de dos maneras, una, registrándonos en un sitio web, pero también al navegar un sitio donde nos instalan cookies (pequeños archivos que remiten información de la computadora analizando nuestro comportamiento en un sitio).

No es una locura creer que la información puede ser usada en contra nuestra, es probable que mi/su futuro empleador decida si lo contrata o no con ver mi/su perfil en las redes sociales.

Consejos para protegernos:

Leer los requisitos para la protección de la privacidad antes de registrarnos o navegar por un sitio o comprar en línea. Compruebe si el sitio ofrece una “política de privacidad” o una “política de protección de la privacidad”. Están a menudo en la parte inferior de la página principal del sitio. Es complicado, a veces están escritas en Inglés, estos documentos son importantes porque permiten a los sitios que se le releve de responsabilidad, recuerden que tienen derecho a tener en claro el uso que harán de sus datos, debe decir el sitio si tienen intención de vender o alquilar su información a terceros.

Cuando se registre en una red social, tómese el tiempo y configure la confidencialidad de sus datos, sepa quién tiene acceso a su información. Tómese el tiempo de leerlos, hable con sus amigos para saber que hicieron en su propio perfil.

¿Más consejos? no comparta su contraseña con sus amigos, no revele demasiada información personal a través de Internet: ninguna ley castiga el acto de revelar su propia intimidad, sólo la estupidez nos castiga por nuestros actos desafortunados

A veces me preguntan en mi labor profesional privada: ¿Y si yo soy una víctima que hago? La respuesta es simple: actúe, reclame, accione, ¿si lo chocan que hace? ¿Si le rompen una pierna que hace?, en cuestiones donde la tecnología interviene, no es distinto, lo que se repara es el daño, es la libertad interna violentada.

Defendamos nuestras libertades, entendamos que la libertad no es libre, nos libera, la libertad no es una sino varias, no es sólo cuestión de salir a la calle a romper municipalidades o sentarnos frente a una PC y hacer lo que se nos de la gana. Cuando una libertad es mal usada, no la perdemos ella nos pierde a nosotros y comienza una reacción en cadena difícil de parar, cedemos nuestros derechos, entregamos una parte de nosotros y quizás alguna sea de las que más nos importa.#

- Director de la Red Iberoamericana ElDerechoInformatico.com

- Director del Posgrado en Especialización en derecho informático de la UNPSJB.-

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