lunes, octubre 01, 2012

¿De qué hablamos cuando hablamos? Reflexiones de derecho informático.

Me largo a escribir estas líneas sin tener claro el Norte. Mi única pista de largada es saber que el día martes 02 de Octubre a las 8.30 hs fui invitado a dar una charla sobre el derecho informático o el derecho y las nuevas tecnologías que si se hila fino no son lo mismo en una escuela secundaría de Trelew.
La idea de la charla es conversar con los alumnos de la escuela a la que voy, sobre las implicancias del uso de la tecnología en la vida social y cuáles son las consecuencias jurídicas de esto, a primera vista puede no sonar súper interesante, (por lo general lo que yo diga no lo es) pero el ida y vuelta que se produce con las blancas palomitas, si que es realmente relevante en todo esto.
Los chicos saben que saben, incluso saben más que nosotros de lo que creemos saber y como saberlo, lo que creo que no tienen es la real dimensión de muchas cosas, al igual que nos pasa en la vida diaria. Ellos saben más de nosotros sobre tecnología porque la tienen en la sangre, su ADN son “unos y ceros” como la película matrix, vienen con el celular pegado a la mano. Les tiro un recuerdo y me dicen: ¿se acuerda alguno de ustedes como a la edad de ellos (me refiero 15 a 18) muchos iban a estudiar dactilografía para prepararse y en el futuro poder conseguir un trabajo?, ahora escriben con el dedo pulgar a la misma velocidad que lo hacíamos nosotros en la Rémington (si hay algún párvulo leyendo esto busque en Google).
Los chicos saben que saben y saben más que nosotros, no lo duden. El tema -me parece a mi-, es que como le es propio de la edad, todo lo magnifican y llevan a los extremos, seamos honestos, ¿cuántos artistas se ha perdido el Teatro Colón?, todo a esa edad es un drama, tenemos la necesidad que lo sea, necesitamos vivir las cosas como si fuera lo último que fuéramos a hacer, llorábamos desconsolados por un amor no correspondido y a los 15 minutos estábamos pensando en quien podría darnos bolilla… ¿Alguno va a negar que le paso? Nuestra vida era pensar que no había mañana y para los chicos de hoy en día no ha cambiado tanto en ese sentido.
Hoy en día es lo mismo que en nuestra/suya/de_ellos época, viven extremos porque hay una necesidad adolescente de ir más allá de lo que se ha hecho, ser distintos es lo distintivo, por más que parezca redundante… lo es; la dificultad radica en las herramientas que hay para ser extremos, y allí es donde nos necesitan, (ellos no lo saben, es obvio), necesitan que les digamos hasta aquí se puede o enseñarles a tener conciencia del uso de las tecnologías, no basta con decirles cuidado al cruzar la calle, ni no te juntes con desconocidos, no tomes, no te drogues, no aceptes nada de extraños.
La vida social de hace unos años atrás radicaba en ir al boliche, dar la vuelta del perro los fines de semana, juntarse en la plaza o en algún bar (en mis años mozos era Wimpi en la esquina de 25 y Rivadavia) ahora su relación de sociedad pasa por el chat y el celular, por la tablet o la notebook, no saber de tecnología no es excusa para decir no se qué hacer o con quién se “junta” a chatear, los hijos siguen siendo responsabilidad de los padres, con la diferencia que los peligros son mayores y los conocimientos menores.
¿Algun mayor de 25/30 que está leyendo estas líneas sabe que es el sexting? ¿No? Es el envío de contenidos de tipo sexual (principalmente fotografías y/o vídeos) producidos generalmente por el propio remitente, a otras personas por medio de teléfonos móviles… ¿Alguno cree que su hijo está exento de ello? No se confíen, no porque sus hijos sean nada extraño, sino todo lo contrario, porque son adolescentes y es una pseudo moda, que los lleva a querer pertenecer a ese grupo, a los que producen material de contenido erótico y lo comparten con sus dispositivos móviles… Si, esos que son una extensión de sus dedos, y si no son ellos, quizás lo sea alguno de sus compañeros, o algún adulto poco escrupuloso que comparte ese tipo de material. Déjenme decirles que eso pasa, y muy seguido y por cierto es un delito, así lo establece la ley 26.388, por más que algunos funcionarios fiscales no se hayan enterado.
Dice el artículo 2º de la Ley 26.388” — “Sustituyese el artículo 128 del Código Penal, por el siguiente: Artículo 128: Será reprimido con prisión de seis (6) meses a cuatro (4) años el que produjere, financiare, ofreciere, comerciare, publicare, facilitare, divulgare o distribuyere, por cualquier medio, toda representación de un menor de dieciocho (18) años dedicado a actividades sexuales explícitas o toda representación de sus partes genitales con fines predominantemente sexuales, al igual que el que organizare espectáculos en vivo de representaciones sexuales explícitas en que participaren dichos menores.

Será reprimido con prisión de un (1) mes a tres (3) años el que facilitare el acceso a espectáculos pornográficos o suministrare material pornográfico a menores de catorce (14) años.”
Las facilidades que nos otorga la tecnología para compartir cualquier tipo de material nos obliga a los adultos a aprender, estar atentos, no dejarnos ganar por la comodidad de “eso no lo sé”, hay que charlar, preguntar y estar atentos, es responsabilidad nuestra como padres lidiar con estas cuestiones, que no nos estén tan ajenas… ¿Acaso usted sabe que hace su hijo con el celular? ¿Acaso sabe que hacen los amigos de su hijo con el celular? Mo digo ponernos paranoicos, pero si en guardia.
Comencé estas líneas sin saber donde iba, ahora que llego al final, puedo decir que no se si llegué a algún lado, me conformaría con saber (o no) que cuando tengan un ratito, piensen que muchas veces no sabemos de que hablamos cuando hablamos, y más si hablamos de tecnología.#

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